Durante el ejercicio económico de 2000, la Corporación Financiera Internacional aumentó en 10% sus operaciones de inversión y dirigió un mayor volumen de financiamiento a los mercados que presentan más riesgo en el mundo, como África al sur del Sahara, donde sus inversiones se triplicaron, según el Informe Anual de la CFI publicado hoy.
Las actividades de la CFI, la institución del Grupo del Banco Mundial que realiza inversiones en el sector privado de los países, se concentran cada vez más en inversiones que permiten crear las bases para el establecimiento de empresas privadas exitosas. Consciente de la importancia fundamental del sector financiero y la infraestructura para los empresarios de los países en desarrollo, el 70% de sus nuevas inversiones estuvieron dirigidas a esos dos sectores.
"Se trata de sectores en los que nuestra participación puede ser más valiosa para impulsar la actividad económica en el mundo en desarrollo. Nuestras inversiones, así como el mensaje que enviamos a los mercados y a otros inversionistas, pueden producir un gran impacto", señaló Peter Woicke, Vicepresidente Ejecutivo de la CFI.
La Corporación tiene verdaderamente la capacidad de producir un impacto en el sector financiero –es decir, los bancos, mercados de valores y de obligaciones, compañías de arrendamiento financiero y de seguros, e instituciones de microfinanciamiento. En términos generales, aproximadamente el 80% de las necesidades de financiamiento que tienen los empresarios del mundo en desarrollo se satisfacen a través de fuentes internas. Sin embargo, las empresas de la mayoría de los países clientes de la CFI, en particular las firmas más pequeñas, tienen muy pocas opciones a la hora de obtener financiamiento para sus inversiones. Las inversiones de la Corporación promueven directa o indirectamente la ampliación de las opciones financieras, sobre todo para la pequeña y mediana empresa.
La iniciativa privada está asumiendo un papel preponderante en el desarrollo de la infraestructura —el abastecimiento de agua, energía eléctrica, transporte, energía y tecnologías de comunicación. "Estos servicios, que se suministran en forma fiable y a precios razonables, son fundamentales para elevar la calidad de vida de las personas y para la supervivencia y el crecimiento de las empresas nacionales", manifestó Peter Woicke. "Es un sector que debemos respaldar y, de hecho, respaldamos con nuestras inversiones."
En el Informe Anual de la CFI correspondiente al ejercicio económico que terminó el 30 de junio, se da cuenta de 259 nuevos proyectos en 81 países. Aproximadamente el 70% de dichos proyectos se concentra en los países más pobres, o en países de frontera que presentan el mayor riesgo. En el ejercicio de 2000, las inversiones brutas aumentaron un 10%, hasta alcanzar los US$5.800 millones, en comparación con U$$5.200 en el ejercicio precedente. El costo total de los proyectos respaldados por la Corporación sobrepasó los US$21.000 millones. El 46% del volumen total de recursos de los proyectos aprobados correspondió al sector financiero, y otro 23% se concentró en el sector de infraestructura. Ochenta proyectos están situados en África, región que concentró el mayor número de proyectos. Los ingresos netos llegaron a US$380 millones, la segunda cifra más alta en la historia de la Corporación.
Junto con los préstamos e inversiones en capital accionario financiados por cuenta propia, la CFI incrementó las aprobaciones de préstamos de consorcios, que totalizaron US$2.300 millones para 45 proyectos, lo que equivale a un aumento de casi 30% respecto de la cifra correspondiente al ejercicio de 1999. Las suscripciones de nuevos préstamos de consorcios celebradas con bancos comerciales y otras instituciones financieras sumaron otros US$1.500 millones, es decir, casi dos veces el nivel registrado en el ejercicio precedente. Esta reactivación es reflejo del renovado interés de los bancos en otorgar financiamiento a los países en desarrollo en circunstancias en que el acceso al financiamiento a largo plazo sigue siendo sumamente limitado. Por una parte, los resultados demuestran un mayor interés en invertir en los países en desarrollo y, por otra, los bancos participantes se sienten sin duda más seguros al otorgar financiamiento conjuntamente con la CFI u otras instituciones multilaterales.
Peter Woicke presenta el Informe señalando los logros alcanzados en el ejercicio de 2000, pero también evalúa con franqueza los retos que sigue encarando la CFI para atender las enormes necesidades del mundo en desarrollo y para responder al "rechazo de algunos reformadores y críticos".
"Es cierto que la globalización no ha reportado —todavía— beneficios a millones de pobres. Es cierto que no se están solucionando debidamente algunos problemas ambientales graves. Y es absolutamente correcto que se nos haga responsables de producir resultados concretos en el terreno", señala en el Informe.
Anticipa que la Corporación producirá un mayor impacto en el desarrollo a medida que aplique una mayor selectividad al elegir los proyectos que financiará en los países de ingreso mediano; para ello hará mucho hincapié en el fortalecimiento y la ampliación del sector financiero y en el establecimiento de una sólida base empresarial en las regiones más pobres de esos países.
En el Informe se da cuenta de los cambios en la estructura orgánica de la Corporación realizados durante el ejercicio y cuyo propósito es aumentar la eficacia del apoyo que brinda el Grupo del Banco Mundial al desarrollo del sector privado. El cambio más importante fue la consolidación, bajo la administración conjunta del Banco y la CFI, de las actividades en los sectores de minería, petróleo y gas, servicios de asesoría al sector privado, tecnologías de información y comunicaciones, y la pequeña y mediana empresa. Con la nueva estructura, las ventajas de la experiencia de la Corporación en materia de operaciones se combinan estructuralmente con la experiencia y conocimientos del Banco Mundial en el suministro de asesoría sobre políticas a los gobiernos.
La CFI cumple una función de vanguardia en la promoción de prácticas óptimas en el ámbito ecológico y social. En todas sus inversiones exige el cumplimiento de rigurosas normas de responsabilidad ambienta y social, y el próximo paso, como señala Peter Woicke en el Informe, "será ir más allá de la observancia, y aprovechar nuestra experiencia para influir en el sector privado más allá del ámbito inmediato de nuestras propias transacciones." Entre las operaciones más destacadas que la CFI realizó en el ejercicio pasado, cabe mencionar su primera incursión en el financiamiento de proyectos de tecnología de la información. La CFI y Softbank Corp., una empresa de Internet de alcance mundial con sede en Japón, fundaron Softbank Emerging Markets con el propósito de fomentar la creación de empresas relacionadas con la Internet en los países en desarrollo y de invertir en ellas. A esta iniciativa se sumarán el próximo año otras inversiones en el sector de la tecnología de la información y las comunicaciones, como parte de la prioridad que asigna la CFI a la tarea de acortar la brecha informática. La Corporación acordó otorgar financiamiento por valor de US$100 millones y movilizar préstamos de consorcios por otros US$300 millones para la construcción de un oleoducto entre Chad y Camerún, en el marco de un proyecto del Grupo del Banco Mundial destinado a respaldar el desarrollo económico y social en una de las regiones más pobres del mundo. El proyecto incluirá medidas de salvaguardia para proteger el medio ambiente y el patrimonio cultural del lugar, así como un plan de gestión de los ingresos, que es el primero en su tipo. En pocos días se concertó un tipo diferente de operación en el sector de infraestructura, por la cual la CFI otorgó un préstamo de emergencia de US$30 millones a Electricidad de Caracas para restituir el servicio eléctrico a los sectores más pobres que en diciembre pasado se vieron afectados por lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra en Venezuela.
El respaldo otorgado a los mercados financieros comprendió una participación de capital de US$50 millones en el Banco Hipotecario, en el marco de un proyecto de US$1.500 millones dirigido a establecer un mercado secundario de hipotecas en Argentina. Además de esta inversión, la CFI cumplirá una función importante en la movilización de fondos de los mercados crediticios y de capital en apoyo de esta iniciativa. Asimismo, la Corporación realizó varias inversiones en instituciones bancarias, como el Acelda Bank de Camboya y Finodev Microfinance en Benin, que otorgarán préstamos a empresas pequeñas.
En total, América Latina recibió el mayor volumen de inversiones de la CFI, con aprobaciones por un monto de US$2.700 millones, en tanto que el mayor número de proyectos aprobados correspondió a África. La Corporación realizó sus primeras inversiones en Arabia Saudita, Armenia, Chad y Turkmenistán. También efectuó su primera operación financiera en Siria, con una inversión en Adritec, una empresa que fabrica sistemas de riego eficientes.
Durante el ejercicio de 2000, la CFI tomó una decisión sin precedentes, al vender su base de datos para el seguimiento de los mercados de valores en las economías emergentes. La Base de Datos sobre Mercados Emergentes fue vendida a Standard & Poor's en una operación que tuvo su origen en la creciente demanda por parte de los clientes de indicadores de referencia a nivel mundial que la CFI no estaba en condiciones de proporcionar.
La misión de la CFI es promover inversiones en el sector privado de los países en desarrollo que permitan reducir la pobreza y elevar los niveles de vida de la gente. La CFI financia inversiones en ese sector en el mundo en desarrollo, moviliza capital en los mercados financieros internacionales y proporciona asistencia técnica y asesoría a gobiernos y empresas.